Si bien tiene su tiempo de edición, volver a escucharlo, es una caricia a los timpanos. Las versiones de Piazzolla son una maravilla de esas que note cansas de escuchar.
Un dúo circunstancialmente brillante. La combinación del piano y la guitarra flamenca, haciendo desde tango de proyección hasta jazz, son de esas cosas que en la vida no podes dejar de escuchar antes de que te llame la parca.
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